Quines somos?, ¿De dónde venimos?, ¿A dónde vamos?. Tres preguntas muy poco originales, pues desde que el hombre existe, no ha dejado de cuestionárselas.
“Hombre, conócete a ti mismo y conocerás el Universo y sus Dioses”
Esta frase que está en el templo de Apolo en Delfos, sería una buena respuesta…
¿PERO CÓMO CONOCERSE A UNO MISMO?
Este proceso no es fácil, porque se trata de una toma de conciencia que no siempre nos va a gustar, vamos a tener que enfrentarnos con nuestros defectos y virtudes, temores y fortalezas, emociones, miedos, pasiones…
Podemos encontrarnos con una serie de resistencias, pues solemos tener la tendencia a negarnos tanto defectos como virtudes ya sea por desconocimiento, modestia o soberbia.
¿POR DÓNDE EMPEZAR?
Intentemos identificar nuestros estados de ánimo, qué los genera y cómo influyen en nuestra vida ( Ejem: cuando estoy triste o alegre, que resorte me genera esta emoción y que consecuencias tiene en mi comportamiento).
Escuchar nuestras emociones, nos va a proporcionar toda la información necesaria para poder modificar nuestra conducta y pensamientos.
Una vez identificados, tenemos que llevarlos a la COMPRENSIÓN, aceptar lo que somos y lo que no somos con sinceridad y ver si nos toca reconstruir algún concepto que otro.
Una ayuda a tener en cuenta:
- Piensa en algo que te moleste mucho y que critiques de los demás.
- Piensa en algo que valores mucho y ensalces en los demás.
Tanto lo que criticas como lo que valoras está en ti, el aspecto negativo es tu sombra y el positivo tu virtud. (Aunque no las reconozcas, están).
Medítalo…
Conocerse a uno mismo lleva a comprender a los demás y toda la realidad que nos rodea.
“Conocer bien a los otros es inteligente, conocerse bien a sí mismo es sabiduría”
Albert Einstein